Con el impulso del Fondo Juvenil de Acción Climática, jóvenes mendocinos concretaron la primera terraza vegetada de la Ciudad de Mendoza, un proyecto que busca reconectar la urbe con la naturaleza y potenciar la biodiversidad desde las alturas. La propuesta, acompañada por la Municipalidad de Mendoza y Bloomberg Philanthropies, forma parte del proyecto “Red de Terrazas Vegetadas como Corredores de Biodiversidad y Ecoturismo en Altura”.

La iniciativa propone transformar terrazas urbanas en espacios verdes vivos, mediante la incorporación de especies nativas o adaptadas al clima árido local. Así, se busca conformar una red de biocorredores sobre azoteas que beneficien la biodiversidad, mejoren el confort térmico de los edificios y abran nuevas posibilidades de ecoturismo urbano sustentable.
El proyecto cuenta con el acompañamiento técnico y científico del Instituto de Ambiente, Hábitat y Energía (INAHE) – CCT CONICET Mendoza, que brinda asesoramiento desde una mirada ambiental integral. Además de su valor ecológico, se pretende revalorizar edificios patrimoniales, reducir el consumo energético y ofrecer a residentes y visitantes una nueva forma de vivir la ciudad desde una perspectiva verde.

El paso a paso hacia una red verde en altura
El primer paso fue un relevamiento de terrazas con condiciones estructurales aptas para la instalación de sistemas vegetados, tanto horizontales (canteros) como verticales (muros verdes). Se priorizaron las ubicaciones capaces de conectarse con espacios ya naturalizados —plazas, parques o reservas— para fortalecer la continuidad ecológica entre los distintos puntos verdes urbanos.
A partir de ese diagnóstico, se diseñó una red interconectada de terrazas pensadas como corredores biológicos que mejoren la biodiversidad local y amplíen las rutas de ecoturismo en la Ciudad. La primera experiencia piloto se materializó en la terraza de la Universidad de Congreso, que funcionará como modelo replicable para futuras intervenciones.
Las terrazas vegetadas, también conocidas como techos verdes (green roofs), son infraestructuras sostenibles compuestas por capas de impermeabilización, sustrato y vegetación. Combinan tecnología y biología para crear superficies que mitigan el efecto de isla de calor urbana, mejoran la eficiencia energética de los edificios y contribuyen a la adaptación al cambio climático. En regiones áridas como Mendoza, su éxito depende del uso de especies de bajo requerimiento hídrico, cuidadosamente seleccionadas.
El proyecto fue liderado por Francisco Javier Chalub Zagaglia, Gerónimo Lautaro Villamarín Lorentte y Lourdes Migliore Selene de la Universidad de Congreso. Desde el INAHE – CCT CONICET Mendoza acompañaron técnicamente Pablo Suárez, Claudia Martínez, Érica Correa, Cecilia Loncharich y Rocío Ahumada.






