En un mundo lleno de frutas populares como la banana, la manzana o la naranja, hay una que quedó medio en el olvido: el membrillo. De sabor intenso, textura particular y fama de “fruta de abuela”, este fruto tiene mucho más para ofrecer de lo que parece.

Un clásico que casi no se come crudo
El membrillo suele usarse para hacer dulces o mermeladas, pero casi nadie lo come al natural. ¿Por qué? Su sabor es astringente y ácido, y su textura es firme, algo que puede no resultar tan atractivo a primera vista.
Sin embargo, esta fruta es muy rica en fibra soluble, especialmente pectina, una sustancia que ayuda a regular el tránsito intestinal y mejora la digestión. Es ideal para personas con problemas digestivos leves, colon irritable o tránsito lento.
Propiedades digestivas del membrillo
- Ayuda a calmar el intestino gracias a su efecto astringente suave.
- Su fibra ayuda a mejorar el tránsito sin irritar.
- Puede ser útil en casos de diarrea leve, por su efecto regulador.

¿Cómo consumirlo?
Aunque crudo no sea lo más apetecible, el membrillo se puede aprovechar de varias formas saludables:
- En compota con poca azúcar o edulcorante.
- Como infusión digestiva (hervido en agua con cáscara y canela).
- Horneado al natural, con un poco de miel o limón.
- En forma de dulce de membrillo, aunque con moderación por su contenido de azúcar.
¿Sabías esto?
El membrillo era usado en la medicina tradicional como remedio para el estómago. En algunos lugares todavía se lo recomienda como parte de una dieta suave, ideal para niños o personas con problemas digestivos.
Aunque olvidado en las góndolas y poco consumido en su forma original, el membrillo es una fruta noble y saludable, ideal para quienes buscan mejorar su digestión de forma natural. ¡Una joya que merece volver a nuestras mesas!